jueves, 30 de agosto de 2012

El Tulpa


El año pasado, estuve seis meses participando en algo que fue llamado como “experimento psicológico”. Encontré un anuncio en el periódico local donde decían que buscaban una persona imaginativa, con ganas de ganar dinero, y cuando vi que era el único anuncio para el cual estaba cualificado, los llamé y concertamos una entrevista. 

Me dijeron que todo lo que tenía que hacer es estar en una habitación, solo, con sensores
 en la cabeza para leer mi actividad cerebral, y mientras yo estaba allí, tenía que visualizar un doble de mí. Lo llamaron mi “Tulpa”. 

Eso parecía demasiado fácil, y yo acepté cuando me dijeron cuanto me iban a pagar. El 
siguiente día, volví. Ellos me dejaron en una simple habitación con una cama, y me pusieron los sensores en la cabeza, y los conectaron a una caja pequeña negra en la mesa de al lado. Me hablaron durante el proceso de visualización de mi doble, y me explicaron que si estaba aburrido o inquieto, en lugar de moverme, tendría que visualizar mi doble, o intentar interactuar con él, y así sucesivamente. La idea es estar con él todo el tiempo que esté en la habitación. 

Pero tuve unos problemas los primeros días. Estaba más controlado que cualquier sueño 
despierto que hubiera tenido antes. Me imagine a mi doble unos minutos, y creció la distracción. En el cuarto día, como sea, pude hacer que estuviera “presente” las seis horas enteras. Me dijeron que lo estaba haciendo muy bien. 

La segunda semana, me dejaron en una habitación diferente con altavoces en las paredes. 
Me dijeron que querían ver si podía hacer aparecer al Tulpa en un ambiente con distracciones.La música era discordante, desagradable, perturbadora, e hizo que el proceso fuera un poco más difícil, pero, sin embargo, me las arreglé. La siguiente semana pusieron música aún más inquietante, con gritos, y voces guturales hablaban en alguna lengua extranjera. Me reí de eso, yo ya era un profesional para entonces. 

Después de un mes, empecé a aburrirme. Para animar el ambiente empecé a hablar con mi
 doble. Teníamos conversaciones, jugábamos a piedra-papel-tijera. Me lo imaginaba bailando break dance o haciendo malabares, o lo que sea que captara mi atención. Pregunté a los investigadores si mi estupidez afectaría negativamente al estudio, pero ellos me dieron coraje para seguir. 

Por tanto, jugamos y nos comunicamos, y fue divertido por un tiempo… y después se volvió un
 poco raro. Le hablé sobre mi primer día y me corrigió. Yo dije que ese día llevaba una camiseta amarilla, y él me dijo que era verde. Lo pensé un momento y estaba en lo cierto. Me asustó, y hablé de ello con los investigadores. “Estás usando una forma de acceder con tu subconsciente” explicaron. “Tú sabes en un nivel que te equivocas, y tu subconsciente te corrige”. 

Lo que había sido espeluznante, de repente molaba. ¡Estaba hablando con mi subconsciente! Me 
costó un poco, pero descubrí que puedo preguntarle cosas a mi Tulpa y acceder a partes de mis recuerdos. Podía recordar páginas enteras de libros que había leído, o cosas que había aprendido e inmediatamente olvidado en el instituto. Estaba bien. 

Eso fue el tiempo en el que empecé “a llamar” a mi doble una vez fuera del centro. No mucho, al
 principio, pero estaba tan acostumbrado a imaginarlo que ya se me hacía raro no verlo. Cuando estaba aburrido, veía a mi doble. A veces empezaba a hacerlo todo el rato. Con el tiempo se volvió como un amigo invisible. Me lo imaginé cuando salía con mis amigos y visitaba mi madre; a veces hasta en una cita. No necesitaba hablar en voz alta, yo era capaz de tener conversaciones con él sin tener que ser escuchado por nadie. 

Sé que puede sonar raro, pero fue divertido. No solo sabía todo lo que había olvidado, sino que
 parecía que estaba en contacto conmigo. Usaba un lenguaje corporal del cual no me había percatado. Por ejemplo, se reía mucho de mis bromas, y se acercaba a mi cuando hablaba. Y otras cosas que he notado. La cita estuvo bien. 

Para entonces, había estado en el centro de investigación unos cuatro meses, y él estuvo
 conmigo constantemente. Los investigadores se me acercaron y me preguntaron si había dejado de verlo. Lo negué y parecieron satisfechos. Silenciosamente le pregunté a mi doble si él sabía lo que los había llevado a preguntarme eso, y se encogió de hombros. Yo también. 

Me alejé un poco del mundo. Yo estaba empezando a tener problemas para relacionarme con
 la gente. Me parecía que estaban confundidos e inseguros por que había una “manifestación” de mí mismo por ahí. Mi vida social era mala. No entendía las reacciones de la gente. ¿Por qué algunas cosas les hacía volver locos y otros les hacía reír? No sé la razón… pero la hay, e intentaré obtener la respuesta. 

Un amigo se enfrentó contra mí una tarde. Llamó a la puerta hasta que contesté y se acercó 
a mi violentamente. “¡No has contestado mis llamadas en semanas, imbécil!” Gritó. “¿¡Cuál es tu puto problema?!” Iba a disculparme, y le iba a invitar tomar algo aquella noche, pero mi Tulpa de repente dijofurioso: “Pégalo”. Y después de eso le hice caso, lo hice. Oí como le rompí la nariz. Él cayó al suelo y se levantó, balanceándose, y nos golpeamos en mi apartamento. Estaba más furioso que nunca, y no me gustó demasiado la situación. Lo tire al suelo y le di dos patadas salvajemente en las costillas, y ahí fue cuando él cayó aturdido, encorvado y sollozando. La policía llegó varios minutes después, y yo les conté que fue mi amigo el que me había inducido a pegarle, y no me culparon; me dejaron ir bajo una advertencia. Mi Tulpa sonreía todo el rato. Pasamos la noche hablando de mi “victoria” y de lo mal que me sentía al haber pegado a mi amigo. No fue hasta la mañana siguiente, cuando estaba mirando mi moratón del ojo y mi labio partido, que recordé lo que pasó anoche. Mi doble fue el único que sintió furia, no yo. Me sentí culpable y un poco avergonzado, pero fue mi doble, que me incitó a pelearme con él. El Tulpa estaba presente, por supuesto, y sabía mis pensamientos. “No lo necesitas más. No necesitas a nadie más” me dijo. Se me puso la piel de gallina. 

Se lo expliqué todo a los investigadores, pero ellos solo se rieron. “No puedes asustarte
 de algo que te estás imaginando” me dijo uno. Mi doble estaba a mi lado, asintió con la cabeza y después me sonrió. 

Intenté creer sus palabras, pero los siguientes días, me sentía más angustiado cuando 
estaba con mi Tulpa, y parecía que él estaba cambiando. Era más alto y tenía un aspecto amenazador. Sus ojos brillaron con picardía, y vi malicia en su constante sonrisa. No vale la pena perder mi mente por un trabajo. Así que decidí tomar el control de la situación. Estaba tan acostumbrado que verlo ya era un proceso automático, así que intenté no hacerlo. 
Me costó unos días, pero empecé a trabajar en ello. Lo veía algunas veces, y cada vez tenía 
una apariencia peor. Su piel tomó color ceniza, y sus dientes eran puntiagudos. Él me amenazó. La música horrible que había escuchado durante meses parecía que lo acompañaba a todas partes. Incluso cuando estaba en casa, y me concentraba para no verlo. 

Seguí visitando el centro de investigación pasando mis siguientes seis horas allí. Necesitaba 
el dinero, y pensé que ellos no se darían cuenta de que no estaba visualizando a mi Tulpa. 
Estaba equivocado. 
Después de mi cambio, un día, después de cinco meses y medio allí, dos hombres me 
cogieron y alguien con bata de laboratorio me pinchó con una aguja hipodérmica. 

Me desperté después del sueño de Nuevo en la habitación, atado en la cama, con la 
música a todo volumen, con mi doble de pie a mi lado. Difícilmente se parecía a un humano ya. Sus rasgos estaban torcidos. Sus ojos estaban hundidos en sus cuencas, parecidos a los de un cadáver. Era mucho más alto que yo. Sus manos estaban torcidas y sus uñas eran como garras. Era jodidamente terrorífico. Intenté no visualizarlo, pero no me podía concentrar. Él se rió y me golpeó en el brazo. Intenté soltarme de las ataduras, pero difícilmente podía moverme. 

“Estás pringado de mierda de la buena, creo. ¿Como te sientes? ¿Desconcertado?” Dijo 
cada vez más cerca de mí. Yo estaba amordazado; su aliento apestaba a carne podrida. Intenté que se fuera, pero no desaparecía. 

Los otros días fueron terribles. Muy a menudo, alguien con bata de doctor venía y me inyectaba 
algo o me forzaba a tomarme una pastilla. Cada vez me sentía más desconcertado y confuso, y a veces tenía alucinaciones. Yo seguía intentando que se desvaneciera, y él se reía de mi. Quizás era quien me causaba las ilusiones. Tuve una alucinación en la que aparecía mi madre, que estaba alli, me regañaba, y mi Tulpa le cortaba la garganta, y su sangre me empapaba. Era tan real que hasta podía saborear la sangre. 

Los médicos no me hablaron en ningún momento. Yo les rogué que me soltaran, grité, pedí
 respuestas. Ellos no me dijeron nada. Quizá hablaron con mi Tulpa, mi monstruo personal. No estoy seguro. Yo estaba completamente dopado así que no sé si fue otra ilusión, pero recuerdo a los investigadores hablando con mi Tulpa. 

Otra cosa, la cual rezo que fuera una ilusión, es que él podía tocarme. Más que eso, me
 podía hacer daño. Él me tocaba y golpeaba si él sentía que no le prestaba suficiente atención. Una vez, me cogió los testículos y los apretó, hasta que le dije que lo quería. Otra vez, me cortó el antebrazo con una de sus garras. Aún tengo la cicatriz; algunas veces, pienso que solo me autolesioné, que esa alucinación me llevó a hacerlo. Solo algunos días. 

Un día, mientras él me contaba una historia sobre como iba a destripar a todo el mundo que
 quería, empezó por mi hermana, y paró. Una mirada tenebrosa cruzó su cara y me acarició la frente. Tal y como mi madre hacía cuando estaba enfermo. Estuvo un rato así, y sonrió. “Todos los pensamientos son creativos”, me dijo. Y se fue por la puerta 

Tres horas después, me pusieron otra inyección, y me dormí. Me desperté sin ataduras, libre. 
Balanceándome, caminé hacia la puerta, y la abrí, pasé por el pasillo vacío y después corrí. Me perdí, pero bajé por unas escaleras y salí por la parte trasera del edificio. Allí me derrumbé, llorando como un niño. Era libre de moverme, pero, en ese momento, no podía hacerlo. 

Fui a casa en algún momento, no recuerdo nada. Cerré la puerta y me empotré contra un
 armario, tomé una larga ducha, y dormí un día y medio. Nadie vino a por mí por la nochey nadie vino el día después de esto. Pasé una semana en la habitación, se me hizo largo como un siglo. Me había aislado tanto de mi vida que nadie se dio cuenta de que no estaba. 
La policía no encontró nada. El centro de investigación estaba vacío cuando buscaron. Los
 documentos de referencia desaparecieron. Los nombres que me dieron eran alisas. Y el dinero que me dieron era imposible de encontrar. 

Me he recuperado todo lo que he podido. No salí mucho de casa, por que tenía ataques de
 pánico cuando lo hacía. Lloré muchísimo. No dormí mucho, y mis pesadillas eran terribles. No podía más. Pero sobreviví. Usé la concentración que esos bastardos me enseñaron para convencerme a mi mismo. Funciona a veces. 

Pero hoy no. Hace tres días me llamó mi madre. Había ocurrido una tragedia. Mi hermana 
sido víctima de una ola de asesinatos. El autor descuartizaba a las victimas. 

El funeral fue esta tarde. Fue un funeral normal, tal y como suelen ser los funerales, supongo.
 Estuve un poco distraído. Podía oír música de algún sitio lejano. Era discordante, con sonidos invertidos e inquietantes, voces, gritos. 

La puedo oír aún. 

Ahora suena más alto. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

La Casa de los Espejos




En la ciudad de Cádiz existe un caserón abandonado desde hace años en la que se dice que habita el espíritu
 de una chica asesinada por su propia madre. Su fantasma parece seguir viviendo en los espejos que hay en el casa…



En la parte antigua de la ciudad española de Cádiz, por la hermosa zona 
costera de la Alameda Apodaca y frente al monumento del Marqués de Comillas,
 se yergue imponente una elegante casa de tres pisos y abundantes ventanas
 que evoca con su arquitectura épocas pasadas. 

Cuenta la leyenda que en aquella casa vivía un importante almirante junto 
a su esposa y su hija. El almirante, que adoraba y consentía a su hija más
 de la cuenta, le traía un nuevo espejo cada vez que volvía de uno de sus viajes 
a tierras americanas. 

Su hija coleccionaba espejos; y así, como un reflejo del afecto que el almirante 
sentía por su hija, con el paso de los años la casa fue repletándose de
 espejos en los cuales la hermosa chica podía mirarse una y otra vez
 satisfaciéndose con aquella belleza de la cual su padre presumía ante sus amigos
 y compañeros. 

Mientras su madre, sumida en las espesas sombras del olvido, sufría cada 
vez más celos y su resentimiento hacia su propia hija crecía y crecía cada vez mas. 

A medida que el tiempo pasaba, las discusiones y peleas entre madre e hija
 cada vez eran más frecuentes en los periodos en que el almirante se ausentaba.
 La relación madre-hija estaba cada vez más contaminada por el secreto odio 
que había empezado a crecer en la madre, por un sentimiento tan bajo y tan 
ciego que acabó por arrastrar al crimen a la esposa del almirante. 

En uno de aquellos viajes de su esposo la mujer del almirante aprovechó para
 poner veneno en una bebida y así acabar de una vez y para siempre con aquella 
hija a la cual terminó viendo como una rival a la que debía liquidar para recuperar 
el amor que le había sido robado… 

Cuando el padre de la joven regresó, se deshizo en llanto al saber que su amada
 hija había muerto. Según la esposa una terrible enfermedad fue la causa de la muerte. 

No obstante, mientras el padre lloraba desconsoladamente en la habitación de
 su hija, en uno de los espejos que más apreciaba su hija apareció como en
 un mensaje enviado desde el más allá la escena de lo que realmente sucedió
 y pudo ver como su esposa ponía matarratas en la comida, un veneno que deterioró
 a su hija hasta que finalmente murió tras una larga agonía… 

Atónito y lleno de ira ante la amarga verdad, el almirante obligó a su esposa a
 confesar el crimen y se encargó de hacer que fuese condenada a pasar el resto
 de sus días tras la soledad de las rejas en alguna mugrienta prisión. Sin embargo
 y pese a haberse hecho justicia, el viejo marinero nunca más pudo vivir en aquella
enorme casa en que cada espejo le recordaba a su hija perdida. Por eso se marchó
lejos sin importar las consecuencias (dicen que no se volvió a saber de él), dejando tras
 de sí una casa que permanecería abandonada durante décadas. 

Durante ese tiempo la historia de la casa de los espejos y lo que en ella ocurrió 
empezó a hacerse más conocida y algunos osados jóvenes aprovechaban la noche
 para entrar en ella a escondidas y demostrar su valentía o investigar si era cierto que
 allí aún residía el alma en pena de la chica asesinada. Las personas se 
adentraban en el viejo caserón aseguraban que en la planta superior de la 
vivienda se podían escuchar llantos y lamentos de niña y en el silencio de la noche 
el sonido parecía rebotar de forma extraña en los espejos, como si el sollozo proviniera
 de cada uno de ellos… 

Pero si hay algo aún mas escalofriante es el relato de aquellos que osaron romper 
uno de los espejos, según cuentan en los fragmentos de estos no se reflejaba su 
rostro, como si el trozo de espejo se negara a devolver su imagen, en su lugar
 y si uno era tan imprudente como para mirarlo fijamente el suficiente tiempo aparecería
 la niña muerta reflejada, asomando lentamente su cara con una expresión de ira que
 haría palidecer al más valiente. Normalmente aterrorizados huían los más 
rápidamente posible del lugar y mientras escapaban podían ver por el rabillo del ojo
 como la niña les observaba desde dentro de los espejos que aún seguían intactos. 

Actualmente la casa ha sido restaurada, sus paredes se han pintado de verde y 
en su entrada se ha colgado un cartel que dice: “Alameda Apodaca S.L. Venta de 
Viviendas de Lujo”. No obstante toda esa fachada es una máscara vacía que no engaña 
a nadie pues, todo el que conoce la leyenda y cree en fantasmas, mira con cierto 
temor o respeto aquella casa en la que hace apenas unos pocos años los
 jóvenes seguían organizando incursiones en grupo o concursos para ver 
quién se atrevía a permanecer más tiempo dentro del caserón. Ninguno se 
atrevió a entrar por segunda vez… 
Autor: 

Creepypasta: Ojos de porcelana.





“Tenia 10 años cuando nos mudamos a esa casa, lo recuerdo bien, una gran casa en un
pueblito a las afueras de la ciudad. Con mama nos pasamos horas limpiando lo que seria mi
nueva pieza y al llegar al closet vimos que en la parte de arriba habia una muñeca de
 porcelana, tenia un hermoso vestido y unas trensitas a los lados, la unica parte horripilante era
que no tenia ojos, era como si alguien le ubiera undido los dedos hasta que se salieron de las
cuencas al verla obviamente me asuste pero mama dijo “no te preocupes cariño, la
 arreglaremos y veras que quedra hermosa!” asenti un poco desconfiada ya que nunca me
habian gustado las muñecas pero para alegrar a mama acepté.

Pasaron los dias y no la volvi a ver hasta que un dia mama volvio de la ciudad con la muñeca
en mano, ahora su vestido estaba limpio y su pelo estaba bien peinado y en los agujeros de su
cara habia 2 ojos celestes, en verdad era una muñeca hermosa y mama la coloco en la mesita
junto a mi cama. seguia produciendome un poco de temor pero ya con los ojos puestos me
tranquilizaba. Esa noche desperte y al buscar un vaso de agua en la mesita note que la
muñeca tenia la cabeza girada hacia mi y tenia una especie de sonrisa espantosa y antes de
que pudiera decir una palabra escuche un “JUEGA CONMIGO O YA VERAS” seguido de una
risa macabra.

 


Sali corriendo de mi pieza hacia la de mis padres los cuales me tranquilizaron y me fueron a
acostar a mi pieza y con esto se llevaron la dichosa muñeca de mi habitacion con lo cual me
pude volver a dormir. desperte en la mañana en medio de un silencio enorme, no escuchaba a
mi mama preparando el desayuno o a mi papa encender el auto asi que sali a buscarlos peor
no los encontre por ninguna parte. Al entrar en su habitacion vi lo que simplemente me
horrorizo! ambos estan jugando en su cama con la muñeca y ninguno de ellos tenia ojos! las
cuencas de sus ojos estaban vacias! al igual que los de aquella muñeca la cual se volteo a
mirarme con esos ojos vacios. Estaba congelada no sabia que hacer y de pronto solo una risa
diciendo “te lo dije! ellos jugaran conmigo ahora asi que ya no me haces falta…” al decir esto
mis padres se voltearon a verme tambien con sus agujeros negros y comenzaron a reir
desquiciadamente, seguido de esto la puerta se cerro de golpe. 

Sali corriendo de esa casa y no pare hasta llegar a la ciudad en donde nadie ni la policia ni los
medios me creyeron… y ahora despues de 10 años sigo en este manicomio encerrada sin
poder olvidar esa mirada vacia y escuchando aun esas risas desquiciadas… sinceramente
siguen sin gustarme las muñecas.

Autor: 

El gato sin ojos






Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría imaginar que mucha gente 
crea lo que estoy por contar. Soy un escritor de una editorial muy exigente, justo había 
terminado una buen libro de auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos para entregarlo de nuevo una semana después. 





Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal, vine porque en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial, solo estoy de viaje y vengo delejos, no pude traer mismascotas por lo largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba directo auna tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y no sentirme solo mientrasestaba encerrado arreglando los pequeños errores del libro 

Camino hacia el lugar me tope con un gato que no tenía ojos. Extrañamente no me dio miedo, incluso me diolástima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho. 

Lo llevé a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo grave, solo tenía una pequeña infección enla pierna, pero apenas estaba emergiendo, así que fue fácil erradicarla. En la sala del veterinario era fácil notarque yo era el único al que no le daba asco la situación del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me diotiempo, como que todavía no me quería encariñar tanto con el. 

Una vez en casa lo dejé que jugara libre por el apartamento. A pesar de estar ciego parecía saber exactamentedonde estaba y como moverse por el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se habría de sentir el pobre animal. 

Mientras él jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del libro en mi laptop. Inmediatamente me fui adormir, todo normal, fue a la mañana siguiente cuando todo comenzó. 

Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi (yo volteando directamente al techo) un hombre viéndome alos ojos, parado a un lado de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que verme, soloveía un par de cuencas vacías. Grité como cualquier persona normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir. 

 





Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no reaccionó, poco a poco me levanté, 
aprovechandolo concentrado que estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la 
intenté abrir. Tenía algo abajoque lo atoraba; intenté sacarlo, cada vez con más 
desesperación y sin ningún efecto positivo. Me acerqué a la ventana, estaba tapizada 
de mucho papel de libreta, era la base en la que había comenzado a escribir mi libro, 
pocos rayos de luz entraban, lo suficiente para iluminar la habitación. Intenté
 quitarlos pero parecían estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé 
sin un buen resultado. 

Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte
 oscuridad interna de sus ojos. Con mucho miedo y temblando demasiado me esforcé 
en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a 
cambio, me hizo pensar un poco y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y
 con su mirada inexistente, fija y penetrante encima de mi. No veía al gato ciego 
en ningún lado; entonces lo noté: aquello que tanto me observaba era mi gato 

Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó, yo desesperado 
intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo ronroneando, a estas alturas yo
 estaba a punto de llorar. Cuando vi que se durmió, intenté pensar alguna solución,
 en ese momento no pude hacer nada, pues si me movía seguro el se despertaría, 
sin saber como ni porqué, caí dormido. 

Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña libreta, esta 
vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar escribiendo en su libreta, 
me levanté, esta vez con mas confianza porque noté que él no planeaba hacerme daño. 
dió hambre, entonces volvió el pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, 
no podía salir a la cocina, no tenía que comer. Mientras pensaba esto escuché un pequeño
crujido, era el estómago del gato: los dos volteamos al mismo punto, su panza, luego él
me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo con los nervios de punta por su mirada
oscura tan penetrante le dije un poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me
 dejas salir podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos más y volvió a
su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo encerrado aquí, con él. 

 




Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en menos de una 
semana la editorial notaría que no aparecí, intentarían contactarme, no 
respondería, hablarían a la policía e irrumpirían aquí, si el gato pudo volverse humano,
o humanoide, o lo que quiera que sea eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces
 parecerá que simplemente me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y
atrapará a alguien más. En este momento comienzo a escribir esto, para que cuando 
entren aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito gato. 

Han pasado tres días de lo último que escribí, muero de hambre y parece ser que él
 también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue observándome, pareciera que 
me analiza, soy su experimento, soy su muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué
 hace esto?, ¿no fui al único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que
 ese gato se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaría nada, seguiré atrapado 
aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba, quizás así me deje salir, quizás 
así quede en libertad, solo debo esperar, dejarlo a él terminar, no preocuparme y seguir 
tranquilo, estoy al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYÚDENME, NO QUIERO 
SEGUIR 
AQUÍ, AYUDA!” 

Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo se encontró en 
la cama, sobre él un gato negro y sin ojos. Al cuerpo le faltaban partes de su piel, debajo
 de las manos habían restos de carne, y lo más espeluznante, parecía que alguien le había
 arrancado los ojos. Los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado
 al escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su gato y 
el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del cadáver dio a entender 
otra cosa. En cuanto los policías entraron al cuarto el gato volteó y los miró con la 
profunda oscuridad de sus cuencas vacías. Miró fijo a uno de los policías ahí presentes
 y extrañamente ese fue el único al que el pánico no poseyó, tomó al gato entre sus brazos
 mientras registraban el lugar. Al irse todos, y antes de que alguien pudiera leer el diario, 
ese policía se fue directo a su casa con el felino. Desde hace 4 días no se tienen noticias 
de él ni de su familia.”